La Feria de San Pedro Telmo sitio
de algarabía y jovialidad, lugar de encuentros plagado de
curiosidades, historia y semblanzas de otros tiempos en el
centro de una gran cuidad.
Para aquellos quienes decidan disfrutarla en su plenitud
recomendamos:
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Vestir ropas cómodas: tacones altos o vestimentas formales,
mejor alejarlas, sólo para así disfrutar del sol y las aves que
rodean el lugar y disponerse a caminar, deteniéndose a cada paso
en busca de un objeto impensado que puede allí ser hallado como
una gema en el mar.
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Reemplazar carteras por mochilas o pequeños bolsos cómodos a
fin de dejar los brazos y las manos en total libertad para poder
acariciar cada objeto deseado.
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Si bien los
precios están expresados en moneda argentina (Pesos), los
puestos aceptan dólares y varios aceptan euros:
si bien no es factible el pago con tarjeta de crédito o débito,
cada permisionario gentilmente entregará sin cargo alguno la
compra efectuada en el hotel en el que el visitante se aloje en
el caso de no contar con efectivo suficiente en el momento de la
compra. Cotización.
En su gran mayoría los permisionarios benefician al
visitante con moneda extranjera tomando un valor de cambio
favorable al comprador.
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Cafés, bares y restaurantes:
Mientras recorre el lugar, puede
hacer una agradable parada en cualquiera de los encantadores
cafés que al mejor estilo parisino acomodan sus mesas en las
veredas que rodean a la plaza para que mientras usted disfruta
de típicas exquisiteces del país no se pierda de la magia del
espectáculo de la Plaza de San Pedro Telmo. Puede desde tomar un
simple café con típicas medialunas (croissant), o saborear una
tradicional tabla de quesos, una apetitosa picada porteña
acompañada de exquisitas cervezas o bien deleitarse con la
típica carne argentina, o empanadas preparadas según diferentes
estilos regionales del país o las tradicionales pastas
italianas.
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Si desea acercarse en
colectivo, típico y tradicional medio de transporte
argentino encontrará cómo acceder a la Feria en la sección
"Cómo llegar",
y no olvide contar con monedas para abonar su viaje puesto que
dicho medio de locomoción no acepta billetes.
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